Después de predicar la segunda cruzada por todo Francia, Bernardo de Caraval se trasladó a Alemania, donde él creía que los nobles y clérigos alemanes se unirían a la cruzada, estos al igual que su rey, que admiraba mucho al santo, no estaban muy convencidos ni dispuestos a luchar contra el Islam, para intentar convencerlos escribió a todos los obispos alemanes para así asegurarse su entera colaboración y ayuda para logra que si cambiaran de parecer.

Hasta este momento los alemanes habían tenido papel poco importante en el movimiento cruzado de la época. Su cruzada cristiana se había dirigido hacia la zona de los pueblos eslavos, de las regiones de Pomerania y Branderburgo, con un fin evangelizador y al mismo tiempo expansionista

En otoño de 1146 Bernardo logra entrevistarse con el Rey Conrado III de Hohenstaufen, en la ciudad de Francfort del Meno, fue tan decepcionante su entrevista que decidió volverse a su monasterio, pero los obispos alemanes le convencieron y se fue a predicar al sur de Alemania, aunque todo el país sufrió en estos años una pérdida de la cosecha y gran hambruna esta zona era la más asolada, así que con sus motivadores discursos Bernardo, consiguió que la gente más humilde y más desfavorecida no se lo pesara veces y abrazaran la cruz con gran fervor. La gente no tenía nada y como los participantes en la primera cruzada muchos pensaron en obtener riquezas.

Ante esta avalancha el Rey Conrado vuelve a entrevistarse con Bernardo en las navidades de 1146, después de dos memorables sermones el Rey decidió abrazar la cruz, concretamente el día 27 de diciembre..

Bernardo muy contento volvió a Francia, para supervisar los preparativos de esta nueva cruzada y pidiendo que se adelantara la marcha.

En marzo vuelve a Alemania para asistir al concilio de Francfort, en la cual también decidieron emprender una cruzada contra los eslavos paganos de Oldenburgo, resulto un fracaso