Me permito publicar algo de mi propia cosecha, sin ninguna pretensión, es algo un día escrito y que queda bien en este tema:

Caminando por senderos de tierra yerma, cabalga con tesón un templario caballero, heridas lleva abiertas de su última batalla, aunque su corazón sigue vivo a pesar de la tristeza. Va cabalgando hacia oriente a su última cruzada. Sabe que será la más cruel de todas las batallas, en su espalda lleva el arco de la esperanza, las flechas afiladas, para con su mano ser lanzadas al enemigo feroz, practicarle mil heridas para acallar su voz. Su espada envainada, nerviosa por dar la talla, afilada como pluma de escritor, quiere ser blandida en presencia del infiel. En su hombro roja cruz, como sangre derramada y en su corazón un solo pensamiento, luchar en Tierra Santa. Cabalga el caballo cansado aplastando a su paso todo lo que encuentra, deseando descansar aquí o a la orilla del mar. Es fiel a su jinete, ayudar siempre desea, para que sus vidas se alarguen más de un día. Ya se ve en la lejanía, el polvo del enemigo, son miles de lanzas que se ven en la lontananza, la tragedia ya se siente, la batalla se convierte en cruel acompañante, la tierra se tiñe de rojo y el cielo se ennegrece, el caballero a caído herido de muerte. Solo tiene un pensamiento, que lanza triste al viento, espera que se lo lleve, a la única que amó, dila que si morí en este día, no es porque no la quería, es porque me abandonó, de dolor llenó mi corazón y me hizo refugiar en estas duras batallas. JMGN